El cáncer de mama constituye la tercera parte de todos
los cánceres en las mujeres, y ocupa el segundo lugar en relación con el
cáncer pulmonar como causa principal de defunciones por cáncer en el
sexo femenino, observándose un aumento progresivo en todos los países
del mundo, a excepción de Japón . Pese al aumento de incidencia, la
mortalidad que ocasiona tiende a disminuir.
Se
consideran metástasis los tumores que anidan en la órbita, generalmente
por vía hematógena, y tienen su origen fuera de ella. Así, las áreas
más vascularizadas como la coroides, los músculos y el cono orbitario,
son las más afectadas. Concretamente, en los carcinomas de mama, es la
grasa el tejido más afectado. Más del 75% de las metástasis orbitarias,
ya tienen historia de carcinoma en otros órganos, siendo sólo en un
25% la primera manifestación de una enfermedad general. Al estudiar los
pacientes el 65-70% ya tienen como mínimo otro órgano afectado.
Caso clínico:
Mujer de 61 años con proptosis progresiva en ojo izquierdo (OI) e
infiltración palpebral dolorosa, caliente y de consistencia dura, con
limitación de la mirada vertical en los últimos dos meses.
Como antecedentes, refería carcinoma mixto ductal
lobulillar infiltrante multifocal y multicéntrico (carcinoma escirro, T4
N3 M0) de la mama izquierda siete años antes, por lo que fue sometida a
mastectomía radical modificada tipo Madden, disección axilar, y cuatro
ciclos de quimioterapia (Epirrubicina 75 mg/m2), tras los cuales remitió la enfermedad no encontrándose restos de la misma en estudios de extensión.
La
agudeza visual era 7/10 con ambos ojos, cataratas nucleares +, presión
intraocular OI de 24 mmHg y ojo derecho 14 mmHg. Fondo de ojo normal
en ambos ojos. Presentaba un exoftalmos unilateral de 5 mm en OI.
La tomografía axial computerizada mostró un aumento de densidad difusa de partes blandas, afectación de pared ósea, que desplazaba el nervio óptico y el globo ocular. La lesión se realzaba tras la administración de contraste.
En la gammagrafía ósea con Tecnecio 99 se observaron múltiples
metástasis por acúmulo de radiotrazador en calota, raquis, parrilla
costal, húmeros y pelvis. Ante el mal estado general de la paciente rehusó la realización de una biopsia diagnóstica.
La paciente inició tratamiento con quimioterapia, tres ciclos de Taxotere 100 mg/m2, un ciclo de Mitoxantrone 12 mg/m2 y dos ciclos de Vinorelbina 25 mg/m2, y esteroides (6-metil-prednisolona) (1 mg/m2) con el fin de reducir el edema y la congestión orbitaria. Pese al tratamiento, la paciente falleció dos meses más tarde.
Discusión:
El cáncer de mama en la mujer y el de pulmón en el
varón son las neoplasias que con más frecuencia producen metástasis
orbitarias. De todas las metástasis, el 59% son de localización
extraconal, 19% son intraconales y 19% son a la vez extraconal e
intraconal. El tumor de mama es el responsable del 51% de las
metástasis orbitaria, pudiendo transcurrir largos períodos de tiempo,
entre 3 meses y 27 años, con un promedio de 6 años, entre diagnóstico
de la enfermedad primaria, y la aparición de metástasis. Las células
cancerosas del cáncer de mama, tienen especial afinidad por la órbita, a
la cual llegan vía hematógena o por la infiltración carcinomatosa de
la base de cráneo. Pueden manifestarse como afectación difusa,
agrandamiento de músculos o afectación ósea.
Las metástasis orbitarias suelen ocurrir a edades más avanzadas que los cuadros inflamatorios de la órbita, como en este caso.
Los
síntomas por orden de frecuencia son: limitación de la motilidad,
proptosis, masa palpable, visión borrosa, dolor, tumor visible y
diplopía (3). El cuadro clínico es una masa infiltrativa de crecimiento
rápido que origina proptosis. En otras ocasiones, un componente
cicatricial o fibroso orbitario, como los carcinomas escirrosos de mama
y gastrointestinales, provocan enoftalmos. Así, un enoftalmos
lentamente progresivo, con reducción de motilidad, es casi
patognomónico de metástasis de carcinoma escirro de mama (4). Es
frecuente que en la evolución aparezca edema y tumefacción de párpados
hasta en un 50%. En otras ocasiones, las metástasis anidan sobre la
coroides debido a su gran vascularización, llegando a ser considerados
los tumores intraoculares más frecuentes. En estos casos la disminución
de AV suele ser el síntoma de alarma (5).
Lo
reseñable del caso, es que, pese al avanzado estado de la enfermedad y
habiendo sido controlada periódicamente, el primer signo de recidiva
tumoral fue a nivel orbitario. También es indicativo el pobre
pronóstico vital de estas pacientes una vez que existe la afectación
ocular y/o orbitaria.
La TC y la resonancia
magnética (RNM) sugieren el probable diagnóstico al observarse un
aumento de densidad retroocular de partes blandas, que puede invadir y
destruir el hueso. Es recomendable realizar un estudio de extensión con
TC, RNM o gammagrafía ósea en toda paciente con antecedentes de cáncer
de mama y exoftalmos, ya que la prevalencia de esta enfermedad puede
ser infradiagnosticada, al estar la clínica dominante centrada en otros
órganos. Se debe tener en cuenta que algunos autores describen una
frecuencia de afectación orbitaria bilateral por cáncer de mama de un
20%.
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